La Cuaresma: cuarenta días guiados por el Espíritu para vivir lo que realmente somos, recuperar el camino de la vida y despertar y caer en la cuenta de los engaños del “mentiroso”. Las tentaciones son las trampas que pretenden encerrarnos en nosotros mismos, son propuestas que nos destruyen. Se nos ofrece el pan, el honor, la gloria y el poder a cambio de ser serviles, esclavos y opresores. Cuarenta días (toda una vida) para descubrir dónde ponemos nuestra confianza, donde ponemos nuestra seguridad y a quien servimos. Es un tiempo propicio para que, acompañados por Jesús, tomemos decisiones y revisemos nuestro “equipaje”. Somos señores con el Señor. Nos alimentamos de su Palabra, aceptamos nuestra historia y sólo él es Dios. Cuarenta días para dejar a Dios ser Dios. Feliz itinerario. Un abrazo.