HOJA PARROQUIAL 199

domingo, 28 de febrero de 2021

Jesús de Nazaret, el carpintero de Galilea, el hijo de José y de María, el “uno de tantos” … sube a un monte alto y allí se transfigura. La transfiguración es un acontecimiento de luz que nos afecta en lo más profundo de nuestro ser. Somos, como Jesús, seres “divinos” encarnados en un cuerpo. Si nos atrevemos a dejar por unos instantes el “valle” y subimos con él al monte (a la oración, al silencio, al lugar del encuentro), también nosotros nos veremos transformados. ¡Es un riesgo! nos da miedo encontrarnos con nosotros mismos y con Dios, que habita en nosotros, ¡es peligroso! Pero, de no hacerlo, siempre viviremos de “oídas”, de creencias, de doctrinas... Y hay un segundo movimiento ¡hay que bajar del monte! Quedarse allí sería pervertir la espiritualidad (¡Qué bien se está aquí!). La Vida espiritual tiene que tomar cuerpo, tiene que descender al valle, pero ahora sabiendo quienes somos. Feliz domingo
Un abrazo.