Después del paréntesis del verano un saludo afectuosos desde esta sencilla comunicación.
El perdón es sanador para
el que perdona y el perdonado. Perdonar es comprender y compadecer. El
Evangelio nos introduce en esta dimensión del perdón. No hay nada que
perdonar cuando se comprende y se es compasivo. El que hace daño es
porque está dormido y el que no perdona también lo está. Los dos están
en la "cárcel". La propuesta de Jesús es clara: no perdonamos porque en
realidad no nos sentimos perdonados. Disfruta de la comprensión y de la
compasión de Dios sin límites.
Feliz Domingo