El que me come tiene vida plena. Comer, comulgar, asimilar...
Siempre que entramos en comunión con Cristo nos transformamos en Él.
Somos portadores del Vida en toda su plenitud. Somos plenitud.
La Eucaristía es la puerta al misterio de la vida. Darnos cuenta de
esto es suficiente. Sintamos la plenitud. No nos centremos en nosotros,
ni en nuestros fallos, sino en Él y vivamos plenamente lo que somos.
Feliz domingo día de Señor.