Solemnidad
de la Santísima Trinidad. Es un día propicio para “sumergirnos” en este
misterio y contemplarlo desde el interior. No nos cabe en la cabeza. No
olvidemos que estamos “bautizados” (sumergidos) en
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. La mente crea
confusión, ídolos e imágenes falsas de Dios. Solo el silencio nos abre a
la Presencia. El camino es despertar, tomar consciencia de que estamos
habitados por Ella ¡¡Sumérgete!! Feliz Domingo.
Un abrazo