Mi experiencia de hoy es que las personas no solo somos felices con regalos;
también podemos ser mucho más dichosos con cosas muy sencillas. Y es que las
personas mayores a las que visitamos ayer se pusieron muy alegres cuando les
cantamos y no les dimos nada a cambio más que Amor, cariño, compresión y se
pusieron muy contentas.
Jhanin, de Brújula
A mi me sorprendieron las sonrisas de los ancianos porque eran sonrisas auténticas
y no por compromiso. Vi que de verdad nos lo agradecían con el corazón y me
fije especialmente en una viejita que siempre se ponía a dar palmas. Natalia y
yo mirábamos como, a pesar de estar allí y no con su familia, estaba feliz y
nos seguía a todas las salas para oír los mismos villancicos. Simplemente con
una canción era suficiente. Fui a darles alegría y ellos me la dieron a mí.
Sandra, de Brújula