¿Podemos ser felices sin tener nada? Hoy he conocido a personas que lo son. Para ellos, la salud y la fe son suficientes para salir adelante. Esto me ha hecho darme cuenta de que yo, en cambio, necesito muchas otras cosas como por ejemplo el móvil, el ordenador, mucha ropa…
Cuando caminaba por la calle, veía a gente sentada totalmente sola y con una postura pensativa y cuando me acercaba a ellas para hablar se levantaban rápidamente y sonreían con una felicidad indescriptible. Muchos de ellos lo único que necesitan es ser escuchados.
Uno de los que he conocido hoy se llama Bili, estuvimos hablando con él y nos contó que nació en Senegal y que tiene 35 años. Llegó a Tenerife en patera en un viaje que le costó 1000 euros. Tras 20 días en el cuartel de Hoya Fría ya pudo viajar a Madrid a construir una nueva vida. Durante estos 8 años ha estado viviendo en diversos lugares, tratando de buscar un futuro mejor. Finalmente llegó a San Isidro de Níjar donde trabaja como campesino.
Personalmente para mí, Bili es una persona increíble ya que lucha sin cansancio cada día para mejorar su vida. Aún viviendo con lo justo, lo reparte a aquellas personas que él ve más necesitadas. Aún teniendo poco, da lo poco que tiene.
Una cosa que me quisiera llevar de esta experiencia es la capacidad de seguir dando gracias a Dios aún cuando las cosas no me vayan tan bien o algo no sale como me gusta.
Carlos