Testimonio *22 - Jueves Santo

domingo, 20 de abril de 2014




Dios se hace presente cuando menos te lo esperas. Aunque estés despistado, aturdido, pienses en otras muchas cosas; aparece Él y te hace una señal, un toque de atención.

En la mañana de Jueves Santo realizamos un retiro, allí nos dieron un documento de Papa Francisco para los jóvenes en el que, de alguna forma, te daba un toque de atención con frases como "Atreveos a ir a contracorriente", "Ensanchad vuestros corazones". El tema principal era "Bienaventurados los pobres de Espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos".

En un ambiente de oración escuchando la naturaleza que te rodeaba y aislándote de los ruidos que no formaban parte del paisaje, le rezaba a Dios para que me diera la fuerza para amar hasta el extremo, de amor sin distinción, de llegar al punto de dar la vida por los demás, como hizo el propio Jesús para salvarnos.

Por la tarde en la celebración, a la hora de lavar los pies, pude ver reflejado al propio Jesús en el sacerdote. Cómo lavaba los pies con cariño, ternura, amando y poniéndose al servicio de los demás. Le pedía al Señor fuerza de voluntad, dilegencia para con los demás, quitarme esa pereza a la hora de servir, y hacerlo con amor.

La muerte de Jesús hace que me dé más cuenta de lo que significa realmente amar sin barreras, amar sin distinción, amar hasta el extremo.

 Marián, Sevilla