Testimonio *16 - Acampada 22-23 de Febrero del 2014

martes, 25 de febrero de 2014

Iván, perteneciente a "Compás" en el grupo de jóvenes del Pilar, nos cuenta su experiencia en la pasada acampada.


Estaba dudando si podría ir a la acampada, porque era un fin de semana muy malo, por la abundancia de exámenes que venían. Ahora, doy gracias a Dios, porque conseguí allí la tranquilidad necesaria para estudiar. Vi que Él es compatible con todo. 

Empezamos con observar  por unos minutos nuestro alrededor, todo lo que Dios había creado para nosotros. Él nos regaló la montaña, lo que nos rodeaba, y ahí fuimos a su encuentro, a que nos mostrara sus propósitos, tal y como lo hizo con Moisés. Como siempre, me sorprendió.

Quería que amara al prójimo. ¿Cómo me lo dijo?: no me llamó al móvil, hizo que sintiera el calor de los hermanos, aún habiendo una temperatura por debajo de los 9 grados.

Escribimos los dones de nuestros hermanos de grupo, estuvieran o no. Siempre había algo por lo que escribir, y lo más bonito era ver lo fácil que es hacer feliz al otro, con sólo decirle lo bueno, y no lo malo, como hacemos muchas veces, y por supuesto también fue bonito sentir ese calor que antes nombraba, cuando escuchas los dones que te ven tus hermanos, que te lo dicen con el corazón. 

La acampada, no era sólo momentos para rezar o compartir, también hubo momentos de divertirse; Desde crear historias locas entre todos, a crear una canción en la que cada uno iba haciendo un sonido, incluso me atrevería a decir que sonaba bien.

Al caer la noche, tuvimos el honor de recibir la visita de Manolo Ogalla, misionero en Zimbabwe, que presidió la misa, y nos hizo ver que nosotros también éramos misioneros, y que debíamos ser como un megáfono, proclamando las palabras que Dios nos decía. Estamos muy agradecidos por su compañía, a pesar de que no estaba acostumbrado a las bajas temperaturas.
Realizamos una oración para terminar la acampada. Nos recordaron que volvemos a nuestro día a día, pero que no nos vamos solos. Agradezco a nuestros APJs por hacer esta experiencia posible. No importa cuanto tardes en subir la montaña, o cuanto te cueste, lo que importa es lo que encuentras al llegar.

Tatiana, del grupo de "Vuelo", también nos cuenta cómo lo vivió ella.

Son de esos lugares a los que si volvieses al cabo de unos años, te vendrían recuerdos, los más bonitos y divertidos que se te ocurran. Sabrías que allí descubriste y conociste más de Dios, de la vida, de tus amigos e incluso de ti mismo. 

Allí en ese lugar te diste cuenta de lo que verdaderamente importa en la vida. Nos olvidamos del whatsapp, de estudiar, del reloj, bueno, de todo menos de... "¿Cómo habrá quedado el Madrid?" 

Tuvimos experiencias importantes, aprendimos que al caldo le puedes echar salchichas, que le puedes coger cariño a un globo con forma de caniche y que sí escuchas a los demás tienes defectos que borrar y virtudes que cultivar.  

No nos quedamos con el frío sino con el lugar tan bonito, con Dios y con las personas tan bellas que puso a nuestro lado, y, por supuesto...¡Con ganas de más!