María, conservaba todo en su corazón. No le daba vueltas en la cabeza a la realidad, sino que la contemplaba. María, Madre de la Palabra, permanece en nuestra “casa” llamándonos a contemplar y a guardar “las cosas” en el corazón. Siempre que” pensamos” la vida, dejamos de vivirla y la convertimos en un objeto de nuestras proyecciones. María, Madre, nos enseña a vivir a Dios, no a pensarlo. Siempre que "pensamos" a Dios, lo hacemos a nuestra imagen y semejanza. María, Madre del Silencio, ayúdanos a despertar y a ver en todo la presencia de Dios.
Vivamos
cada día del Año 2021 como el último de nuestra vida. No
perdamos ni un instante en otra cosas que no sea vivir Un abrazo.