Ayer pudo ser un gran día... y lo fue. El 50 aniversario de la parroquia no se ha reducido a una serie de fastos conmemorativos a lo largo del año. Estos meses la parroquia se ha convertido en terreno abonado donde ha crecido la fraternidad, el recuerdo y la celebración.
Dice el salmo: "Caminaré en presencia del Señor en la tierra de los vivos...". Esto es el Pilar, "la tierra de los vivos". Vivos en espíritu, vivos porque buscamos aumentar nuestra capacidad de Amor, Perdonar y Servir... y todo en común-unión, hermanando los diferentes carismas y sensibilidades de los diferentes grupos que formamos esta gran comunidad parroquial.
La celebración de ayer estuvo llena de vida, fe y mil sentimientos. Emoción al recordar a los que han pasado por nuestras vidas, misioneros, hermanos, jóvenes... Alegría por los que estamos. Inquietud por llegar a donde no llegamos, a los que no llegamos. Bendiciones por las vocaciones de especial consagración que han surgido de nuestros grupos.
El Pilar no cumple años por inercia, honra a Dios y a la vida en cada instante -aunque esos instantes sumen media centuria-.
Gracias a Monseñor Bernardo Álvarez, al P. Félix, superior provincial de los claretianos, al P. Javier, carmelita y arcipreste, por compartir con nosotros este histórico momento. Gracias también a toda la comisión organizadora.
"Sirva todo para que Dios sea conocido, amado y servido". P. Claret.
David Cabrera, perteneciente a la Comunidad de Seglares Claretianos