Testimonio *24 - Sábado Santo y Vigilia Pascual

martes, 22 de abril de 2014


Sábado santo. Después de muchos días de intenso trabajo, el cansancio acumulado se hacía notar. Pero las ganas y la alegría de vivir la resurrección del Señor hizo que todos nos levantáramos esa mañana con una sonrisa en la cara.


Dios resucitaba hoy y nuestra misión era mostrar la alegría de la Resurrección a todo el mundo. Empezamos como siempre, con una oración intensa en la que preparamos nuestro corazón para la llegada de Jesús. El hijo de Dios que nos demostró el amor más grande, el que dio su vida por nosotros, el que vino para dar esperanza a los desamparados, la alegría a los tristes, la paz a los a atribulados.

Durante la mañana también nos dedicamos a ensayar los cantos de la vigilia, hacer carteles para adornar la parroquia y recordatorios para los asistentes. Nos anticipábamos al acontecimiento que ocurriría esa noche y poníamos toda nuestra ilusión en cada tarea.

Y llegó por fin la gran noche. La noche en la que la esperanza inundó nuestros corazones, ya no habría tinieblas en nuestras vidas, Dios resucitaba por nosotros dándonos la oportunidad de estar en Él.

Personalmente doy gracia a Dios por haber podido vivir este día con esta gran familia. Aquí he conocido personas que siempre serán un ejemplo para mí. He ganado muchos hermanos y hermanas, padres y madres que sé que siempre me recordarán que en Tenerife Dios me volvió a decir que me amaba.

Ojalá muchos jóvenes pudieran vivir una experiencia como esta al menos una vez en su vida.



Me voy con el corazón agradecido a la parroquia del Pilar y a las familias que nos acogieron.


Ana Mari, Los Palacios (Sevilla)