El pasado 29 de marzo, tuve la oportunidad de visitar en La Laguna una residencia llevada por dos hermanos bethlemitas (de Belén), una pequeña orden mendicante de mucha historia fundada por el Santo Hermano Pedro en América. Una inmensa labor la que realizan estos dos hermanos guatemaltecos que dan cabida en la residencia a aquellos que no caben en ningún otro sitio. Como nos decía el hermano Horacio: “esta casa es la casa de Belén, y en el Misterio de Belén cabemos todos”.
Tras celebrar la Eucaristía con los hermanos y algunos de los residentes, hablamos largo y tendido sobre el Hermano Pedro y sus andanzas por tierras americanas; sobre la historia de la orden desde su primera fundación hasta el presente; y sobre la labor que se realiza en la residencia.
De todo lo hablado y compartido me quedo con la forma en la que los hermanos se referían a la residencia y otras misiones que tienen en Guatemala. Las llamaban “la obra”. Y dicen bien. Como toda obra (musical, de construcción, etc) es difícil llevarla a cabo en solitario. Las obras se hacen con la colaboración de muchos guiados por un director. Como bien nos insistieron los hermanos de Belén, “la obra” no es posible sin la cadena cuyos eslabones son todos los que colaboran ni sin la dirección de Dios a través de su real providencia.
Sin lugar a dudas, una alegre experiencia conocer esta “obra” que sigue uniendo eslabones a su cadena de colaboradores.
Alfonso (grupo de seglares claretianos)
El sábado 29 de marzo por la tarde fuimos a visitar a los hermanos bethlemitas a su nueva casa. Nos recibieron en una pequeña capilla donde el padre Ramón celebró la misa a la que asistieron algunos residentes, que como pudimos observar eran personas mayores, algunas dañadas físicamente.
Al finalizar la misa los hermanos nos explicaron varias cosas. Empezaron hablando del fundador de su orden, el Santo Hermano Pedro, que había nacido aquí y emigró a Guatemala, y se entregó a los necesitados: hizo un hospicio para enfermos sin ser médico, una pequeña escuela sin ser profesor... Este santo canario, sin tener formación o preparación alguna dio todo de sí a los demás.
Luego nos dejaron preguntar. Nos explicaron la diferencia entre frailes y sacerdotes. También nos contaron que la orden bethlemita consta de unas 200 mujeres y tan solo 12 hombres, de los cuales 2 estaban aquí en Tenerife, atendiendo a 15 personas residentes.
Para finalizar nos enseñaron las instalaciones, constaba de: un salón de entrada donde tomaban café, el salón de televisión, el comedor y la cocina, y las habitaciones de los residentes. En el sótano se encontraba el almacén y el gimnasio para los residentes. Terminamos la visita con una foto de familia.
Ana (grupo de Brújula)