En un ambiente sencillo, familiar y gozoso, iniciamos la inauguración de los 50 años de nuestra parroquia con la Audición musical a cargo del Coro de Cámara de Tenerife. El P. José María, después de una oración, presentó el acto bendiciendo al Señor por estos 50 años al servicio de la Evangelización. 50 años echando redes, remando mar adentro y navegando con la fuerza del Espíritu. María es el icono de nuestra Parroquia: ella escucha la palabra, la hace carne en su vientre y la da a luz.
Después vino la belleza de la música. Pepe Calviche presentó la trayectoria musical del Coro de Cámara, de su directora, Dña Carmen Cruz, y el repertorio de la audición centrado en piezas musicales marianas. Nos hicieron sentir la presencia de María. Fue preciosa la actuación y los temas musicales escogidos. Carmen Cruz, personalmente y en nombre del coro, nos manifestó repetidas veces su agradecimiento por haber contado con ellos para este evento. Nosotros, por nuestra parte, nos hemos sentido muy gozosos con su colaboración desinteresada y generosa. Desde aquí expresamos, como ya lo hicimos en su momento, nuestra acción de gracias.
Después, Candy, en nombre de la Comisión, presentó el programa que se irá desarrollando a lo largo del año, el logo y el mural ya expuesto en la fachada de la iglesia. Aprovechó el momento para pedir la colaboración de todos en aportar datos, fotos, celebraciones de bautismos y bodas fundamentalmente de los primeros años de la vida de la parroquia. Desde aquí seguimos insistiendo en esa colaboración.
Terminamos este acto con un brindis en el patio de la parroquia. Todo estaba a punto y preparado gracias al trabajo silencioso de los diferentes grupos parroquiales. Gracias a todos.
Podemos decir que se palpaba un ambiente distendido, alegre, nos sentíamos a gusto. Creo que el objetivo de la Comisión, disfrutar de estas bodas de oro, se fue cumpliendo en cada momento de la tarde.
Pero nosotros somos la punta del iceberg.
Nos ha tocado celebrarlo, pero somos conscientes de que estamos haciendo un memorial de tantas personas y tantos claretianos que han entregado su vida y que gracias a ellos, hoy nosotros lo podemos celebrar. No olvidamos nuestras raíces. No podemos olvidar de dónde venimos para saber quiénes somos. Pertenecemos a esta historia de salvación que el Señor realiza en la pequeñez de nuestra Parroquia del Pilar. Hoy recogemos estos frutos que tantas generaciones han sembrado, pero también nosotros seguiremos sembrando: es nuestra tarea.
En definitiva, una celebración como ésta es simplemente reconocer y proclamar que el Señor ha estado grande con nosotros y esa es la causa de nuestro “JÚBILO”.