Testimonio *14 - Convivencia de las Comunidades Neocatecumenales

sábado, 16 de noviembre de 2013

En el mes de Octubre se ha celebrado en el Puerto de la Cruz la Convivencia de Inicio de Curso para los catequistas y equipos de responsables de las seis comunidades neocatecumenales de nuestra parroquia.

El sábado por la mañana el Señor Obispo de nuestra Diócesis, D. Bernardo, nos visitó animándonos con sus palabras a permanecer fieles a la llamada de Dios. La convivencia de jueves noche a domingo, fue un tiempo de oración, de escuchar la Palabra de Dios y escrutar las escrituras, celebrar el Sacramento de la Penitencia y la Eucaristía y, de hacer una reflexión sobre la Historia: historia de la iglesia, historia de nuestro tiempo, pero sobre todo nuestra historia. ¿Qué quiere el Señor de nosotros? ¿Cómo respondemos a la voluntad de Dios en nuestra historia?

En el libro que recoge unos Ejercicios espirituales hechos por el Papa Francisco cuando era cardenal y obispo de Buenos Aires, en un pasaje, él habla de la Historia de la Iglesia como Historia de salvación. Dice:

“Nunca podremos explicarnos totalmente el misterioso designio de
Dios, quien quiso manifestarse a lo largo de la historia. Un largo
Camino en el cual los hombres fueron aprendiendo como niños con su
padre, a encontrarse con el rostro de Dios.
Lo mismo sucede en nuestra historia personal: el Señor se
revela “históricamente”, en el insondable misterio de una persona que
busca a Dios, se deja buscar por él, que lo rechaza, le huye… es decir, en
el misterio histórico de nuestro andar en gracia y pecado.
El Señor “en muchas ocasiones y de diversas maneras” (Hb 1,1) se
ha manifestado a los hombres. A lo largo de toda esa historia “el Señor
continua manifestándose” (1Sa 3,21).
Esta misma Historia de la salvación tiene vigencia para nuestra
actual vida cristiana, para nuestra pequeña-gran historia”

Posteriormente y durante varios fines de semana del mes de noviembre, la convivencia ha sido trasmitida a cada comunidad en su totalidad, siempre contando con la presencia y el buen hacer de los presbíteros misioneros claretianos en las diferentes celebraciones sacramentales.