Testimonio #05 - Carta desde la misión de Atalaya

viernes, 29 de marzo de 2013

Esta carta fue escrita desde Perú por los chicos y chicas del Grupo de Jóvenes que hicieron la Experiencia Misirionera a Latinoamérica.

¡Saludos a todos desde el Perú!

Si no nos falla la memoria nuestra última comunicación con vosotros fue en Lima, antes de salir hacia la selva peruana. ¡Mucho ha llovido desde entonces! Nuestra estancia en la selva está terminando ya y son muchas las cosas que hemos visto y aprendido de Dios, de la Iglesia y de las personas de aquí. El día 14 (celebrando el cumple de Andrés) llegamos a Atalaya, una ciudad de unos 20.000 habitantes muy acogedora. Estuvimos unos cinco días celebrando misa y preparando nuestra estancia con las comunidades indígenas. Tomamos una chalupa con dos motores y bajamos el río Ucayali para permanecer por 20 días en la selva.

Nos han acogido multitud de comunidades asheninkas: Buenos Aires, Diamante Azul, Palmeras, Montevideo, Chipani, Unini Cascada, Chivetari, Divina Montaña, Corintoni, Aguajal Unini... nuestro centro de operaciones era la "posada misionera" de Diamante Azul, una casa que construyeron los pobladores de la comunidad para los misioneros que les visitan. En el resto de las comunidades dormimos en la escuelita, en alguna choza o en el suelo, siempre protegidos por nuestras carpas que impedían que fuésemos carne de mosquito por las noches. En las comunidades tuvimos clases de refuerzo de matemáticas y lectura con los niños, bautizos (unas 150 personas se han bautizado con el P. Paco en estos veinte días), catequesis del bautismo para adultos (toda una experiencia), deporte, reuniones sociales (aniversarios de las comunidades y el día 28 la fiesta nacional del Perú). La acogida fue sobresaliente en todas ellas, especialmente por parte de los niños, pero también de los pobladores, que nos ofrecían lo mejor que tenían en sus casas (su yuca, su caña de azúcar, sus papayas, sus plátanos...). No teníamos ninguna de las comodidades que se tienen en la ciudad, claro, pero eso no es nada sorprendente. Nos bañábamos en el río y para beber agua tuvimos que hervir la del río también, cuando se nos acabaron las botellas de agua mineral. Poco a poco nuestras reservas fueron agotándose y tuvimos que regresar a Atalaya dos días antes de lo previsto. ¡El Señor ha estado grande con nosotros y nos ha protegido! 

El P. Paco estuvo malo del estómago un día, pero una inyección milagrosa que alguien tenía fue suficiente para arreglarlo. Bárbara también ha pasado algún mal rato, pero nada serio. Los demás, al margen de que fuimos acribillados por los mosquitos, no podemos quejarnos. ¡Atravesamos la selva caminando y también en bote a motor y en canoa para subir el río Unini y visitar a las comunidades! En algunas ocasiones nos ha llovido... mucho, mucho, pero por suerte siempre nos ha pillado a cubierto (salvo a Fran, que ese día se había acercado con el Hº Sinecio a un poblado vecino y les sorprendió el chaparrón a la vuelta). Hemos aprendido un poco del idioma de las comunidades, el asheninka (alguna canción, como el "Alabaré"). En todo el periplo hemos estado acompañados por Sinecio (CMF que hace los votos perpetuos y se ordena de diácono en septiembre) y José María y Bonifacio, dos animadores de las comunidades que son de allí (Diamante Azul y Chipani respectivamente) y que han sido nuestros auténticos ángeles de la guarda (traductores, cocineros, báculos para no caer, guías...). También nos ha acompañado Felipe, el conductor de la chalupa del Vicariato que usábamos para navegar por el del río Ucayali, profesor que trabaja para el vicariato y que es conocido y querido por todo el mundo en toda la región.

Llevamos unos cuantos días en Atalaya. Hemos reformado (pintado y adecentado) la capilla de la Niña María que está a cargo de los claretianos. Andrés se ha dedicado a darle clase a un chico de las comunidades que estudia en Atalaya gracias a un apadrinamiento (el trabajo manual no es lo suyo, pero eso ya lo sabíais) y el P. Paco ha celebrado Eucaristías casi todos los días para los católicos de Atalaya.

Ayer celebramos la misa de los mártires de Barbastro, que fue muy bonita y multitudinaria. Hoy hemos ido de excursión para pasar el día con José María, Felipe, Juan Carlos cmf (el provincial de los claretianos aquí, Sinecio y Richard (un chico de Diamante Azul de unos 13 añazos que está con nosotros también) en una furgoneta que nos ha procurado más de una aventura (con bloqueo en medio de un río inclusive). Juan Carlos ha sido en Atalaya todo amores con nosotros. Ha cocinado y nos ha cuidado fantásticamente.¡Y qué bien cocina! ¡Qué grande ha estado el Señor con nosotros!

Mañana haremos revisión de nuestra estancia en la selva. Pasado mañana saldremos para  Puerto Ocopa y estaremos hasta el 18 por la región, visitando algunos centros de asistencia. Después volveremos a Lima superando de nuevo los Andes y el día 24 a mediodía llegaremos a Canarias (hora local). ¡Estamos todos encantados y deseando volver para intentar haceros llegar algo de lo que hemos recibido! Hemos rezado mucho por vosotros y hemos sentido vuestra oración. La Precomunidad ha estado muy presente en esta experiencia para nosotros y también la familia claretiana. ¡Un abrazo en el Señor de todos nosotros! Nos vemos pronto.

Bárbara, Fran, Andrés, Rebeca, Candy y Paco