“Jesús, viendo a las multitudes, se conmovió”
Jesús mira y ve y, de su interior sale su identidad más profunda, el amor compasivo. Jesús no juzga, Jesús ve. Todo está en la mirada y en el lugar desde donde miramos. «Una persona “corta de vista” no verá lo que está más allá de ella, por mucho que le señales. En el mejor de los casos, verá el dedo que señala”. Evangelizar es recuperar la mirada y la visión de Jesús. Tenemos que pasar mucho tiempo con él para que vaya educando nuestra mirada y nos saque de las zonas de confort en la que estamos situados y que condiciona nuestra mirada. No se trata de llevar "doctrinas" y "morales" bien definidas, sino el mirar y el ver de Jesús y, desde ahí, responder con un corazón compasivo. El mirar de Dios es amor, dirá San Juan de la Cruz. Si juzgamos es señal de que no vemos. Feliz despertar.
Un abrazo.
