Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo.
La gloria de Dios es que el hombre viva. Si nos acercamos a este misterio con la mente, con la razón, con las definiciones, con la Teología…nos perdemos en elucubraciones. De Dios no sabemos nada y de Él solo podemos decir lo que no es. La puerta al misterio de Dios no es la mente (occidente), sino el silencio (oriente). Entremos en el interior y saboreemos lo que realmente somos, uno con Dios. Podemos estar a la orilla del océano, como la estatua de sal, diciendo lo inmenso que es, o sumergirnos en él y desaparecer y disolviéndose en él
Feliz Domingo y feliz verano.