María, entusiasmada, llena del Espíritu, llena de Dios, se levanta y se pone en camino y va de prisa a la montaña. María está desbordante de gozo. María está feliz por la sola razón de saberse y sentirse amada y llena de Dios. Está segura de la presencia de Dios, del Dios-con-nosotros, hasta el punto de hacerlo realidad en sus entrañas. El evangelista dibuja en este relato la imagen del creyente de todos los tiempos. Todo es movimiento, todo es novedad, todo es gozo y entusiasmo… porque todo está guiado por el Espíritu Santo. Navidad es tiempo propicio para entusiasmarse y dejarse por Espíritu, es tiempo de levantarse, de caminar juntos e ir a prisa a anunciar lo que llevamos dentro. Gracias María, entusiasma a la Iglesia, entusiásmanos a nosotros. Feliz Domingo, día del Señor.
