Tu fe te ha curado. La salvación, la sanación, la vida no están fuera de nosotros. No se trata de “estar con Jesús”, ni “pertenecer a su grupo”. Sabemos mucho de Jesús, hablamos mucho de él, incluso somos sus “propagandistas” pero ¿tocamos a Jesús? Tocar a Jesús es conectar con la fuerza de vida que sana y da plenitud. Si estamos esperando que la “salvación” venga de fuera, de los ritos, de la personas, de las instituciones, de nuestros “grupos”…. estamos dormidos. Dejemos que Jesús despierte en nosotros esta fuerza sanadora. Solo hay que “tocarle.” Despertemos a lo que somos. Levántate y camina. Un abrazo.