Jesús exhaló su aliento sobre ellos y les dio “su Espíritu”. Les dio la paz, les dio la alegría...y les dio la misión, o sea, ser el cauce que comunica y favorecer la VIDA. Esto no tiene nada que ver con el “proselitismo” egoísta de imponer nuestras creencias.
¡Estamos
“llenos del Espíritu”, estamos guiados por el aliento de Dios. Seamos
cauces de vida, de paz, de comprensión, de misericordia, de bondad...Esa
es la señal de que hemos despertado a lo que realmente somos: personas
empapadas del Espíritu del Señor. “¡Tú eres una misión!” ¡Disfruta de lo que eres! Es la única manera de comunicarlo. Feliz Día del Señor Un abrazo, José María.