No perdáis la calma, la confianza, creed en mí y en Dios. La fe no puede ser un simple asentimiento mental a verdades, sino una profunda confianza de que estamos en buenas manos.
Pasemos de las "verdades", de las creencias... a la confianza. El
camino no es otro que una persona: Jesús. Las verdades están fuera, la
fuerza de la confianza está en ti, porque en ti está la vida.
¡Descúbrela! No es importante lo que creemos, sino lo que somos. SOMOS
HIJOS DE DIOS, disfrutémoslo. Estamos muy bien acompañados.
¡Despertemos!
Un abrazo.