Testimonio #50: Visita a la Casa de los Hermanos Bethlemitas en La Laguna

domingo, 21 de febrero de 2016

“Entre tus manos y las mías, entrelazadas, late el pulso de dos historias recién encontradas que comparten la sinergia de un nuevo mundo más fraterno. Contemplo tu mirada calculando los metros que faltan por recorrer, y a cada paso, palabras de complicidad entre dos desconocidos que trazan el rumbo de un camino que ya nunca podrá ser borrado, y la esperanza de un paseo en el que me acompañarás para siempre”. 



 

El pasado sábado 6 de febrero, coincidiendo con el comienzo del carnaval, un grupo de siete jóvenes de vuelo y compás fueron acompañados por  el Equipo de Servicio y Evangelización de la parroquia (ESE) a la Casa de los Hermanos Bethlemitas de La Laguna. Queríamos servir, compartir y vivir con ellos durante apenas unas horas. Conocer su realidad y regresar a casa con la ilusión de haber aprendido a amar un poco más a nuestro prójimo…Tengo la certeza de que lo hemos conseguido.

En la casa viven dieciséis hombres adultos con distintas problemáticas de salud mental y discapacidad física. Hermanos como tú y como yo, a quienes la vida les ha trazado un itinerario no exento de abandonos, carencias y dificultades de todo tipo.

En cuanto llegamos nos pusimos manos a la obra, ayudando a los hermanos a preparar el almuerzo, a tender y doblar ropa, o a planchar las camisas y pantalones de algunos de los usuarios del hogar. Barrimos con esmero los exteriores de la casa, a fin de que reluciera como casa de Dios ante los ojos ajenos a la realidad de muchos hombres y mujeres de nuestro entorno. Visitamos la capilla para orar en Comunidad y dar gracias por la oportunidad que no estaba brindando de parecernos más a Él. 
Y llegó la hora de ponernos a sus pies, sirviéndoles la comida y posteriormente atendiendo a la demanda que se hacía más común entre ellos: el afecto y la compañía –disponer de unos oídos atentos para escuchar sus historias-. Fue una experiencia increíble, como son todas las que regala Papá Dios a los que buscan construir Su reino.

Ahora yo tengo una nueva historia que contar, que tiene como eje central la mirada amorosa de un desconocido, su carcajada contagiosa y su confianza depositada en unas manos que le ayudaron a dar un sencillo paseo en una tarde de sábado.  

Gracias Padre






“-¿Cuándo vas a volver?
  -No lo sé, pero espero que pronto. Vendremos de nuevo de visita en cuanto podamos. ¿Daremos otro paseo juntos?
  -Sí. Tengo que caminar. ¿Cuándo vas a volver?”


Narciso Ramos Cedrés
Comunidad de Seglares Claretianos del Pilar – Equipo ESE