Sin duda soy el más joven del encuentro y es un privilegio poder compartirlo con tantos claretianos y seglares de toda Bética. Estos encuentros me crean la "espuma de la leche" que sin ninguna duda es el soplo puntual y concreto del Espíritu, que me remueve, me renueva y me pone en camino por enésima vez. Así de paciente e insistente es el Señor.
El tema de hoy fue "La misión, pasión por Jesús y pasión por el pueblo".
¿Época de cambios o cambio de época?
La Iglesia tiene que analizar qué estructuras están caducas. Tenemos que ver los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio.
Nuestra misión es estar con los que sufren:
Familias desestructuradas
Ancianos en soledad
Adictos
Separados y divorciados con traumas personales
Presos
Analfabetos y con fracaso escolar
Divorciados que no pueden acceder a la comunión
Padres desorientados por los problemas de sus hijos
Enfermos crónicos
Familiares con personas discapacitadas
Enfermos mentales
Los que han perdido un ser querido
Parados de larga duración
Jóvenes desempleados sin perspectiva de futuro
Familias sin ingresos
Emigrantes
Sin techo....
¿ Quienes son los ciegos, leprosos, cojos, paralíticos actuales?
La Iglesia tiene que dejar de condenar la cultura, la sociedad actual y adaptar su "modus operandi" a la sociedad actual, sin juzgar sino conocer para poder acoger. Tenemos un escenario y en él trabajamos.
Reorientemos nuestra forma de crear Reino
¿Lo que estamos ofreciendo cómo iglesia es lo que nos demandan los que sufren?, ¿cubrimos sus necesidades y expectativas?, ¿cómo transmitir la alegría del Evangelio a esta sociedad en la que nos ha tocado vivir?. Eliminemos las estructuras caducas.
Todo esto a mí me sugiere que como iglesia tenemos que resintonizarnos. Tenemos que vibrar con el Evangelio, pero en una frecuencia que los demás sean capaces de captar. Vibrar como Iglesia unida y desde la sencillez. No hacer para o por conseguir más niños para catequesis, más miembros en Comunidad, más gente que venga a la Iglesia..., sino hacer las cosas como si fuéramos una piedra que se deja caer en un estanque y nuestra vibración, nuestra onda, hace por sí sola, porque en ella está Dios.
Carlos Jorge, perteneciente a la Comunidad de Seglares Claretianos y a Cáritas