HOJA PARROQUIAL 184

domingo, 8 de noviembre de 2020

Las parábolas de Jesús no son “doctrinas”, ni “verdades”, ni sistemas de moral, y mucho menos una amenaza... Las parábolas son una fuente de sabiduría que invitan a despertar a lo esencial. En el Reino, en la Vida (que es un banquete, una fiesta), podemos estar como necios o como sabios. El sabio vive el momento presente como un regalo. Todos los acontecimientos son una oportunidad para aprender, no se queja porque sabe (saborea) el momento como viene. Se abre a la posibilidad de bendecir porque en todos los acontecimientos, aunque la mente le diga que “eso no puede ser”, hay una oportunidad para crecer. El sabio entra en silencio y llena su alcuza de aceite y con la luz del Espíritu, las cosas se ven de otra manera. Sabe que nada hay fuera que le puede dañar o amanezca. El necio depende de las circunstancias, siempre lamentándose, juzgando, controlando. El presente se le va de las manos; está muy atareado lamentando el pasado o temiendo el futuro. Lo suyo es la permanente queja, o la culpa o el miedo.... 
Jesús no se refiere a grupos de personas. Dentro de nosotros está la doncella sensata y la doncella necia. Siempre que llega el “esposo”, o sea, en cada acontecimiento personal, familiar, social… la respuesta será el indicador de cómo están nuestras lámparas. Unas veces entraremos al banquete y otras tendremos que oír “no te conozco”. No pasa nada, vayamos a buscar el aceite "donde se vende".  La sabiduría nunca amenaza, solo despierta. Feliz día del Señor. Un abrazo.