“Vosotros sois la sal y la luz del mundo”. ¡Qué buena noticia! No tenemos que llegar a ser
sal y luz, no tenemos que conseguir nada, solo
permitir y no poner obstáculos a lo que ya somos. ¡Cuántos esfuerzos inútiles
por llegar a realizar lo que nuestras “creencias” nos dicen que tenemos que
ser! Con eso sólo conseguimos frustraciones y, lo que es peor, “engordamos”
nuestro ego espiritual y nuestros personajes. La propuesta de Jesús es todo un
programa de liberación: despertar a lo ya somos. Desde aquí nuestras obras darán
gloria a Dios. Feliz Domingo.