“Que el Dios del Señor nuestro Jesucristo, el Padre de la
gloria,… ilumine los ojos de nuestro corazón para que comprendamos cual es la
esperanza a la que nos llama...” No se trata de conocer o entender con la mente
(creencias), ni una visión sensorial ni racional (teologías), sino que ilumine los
“ojos” del corazón. El verdadero conocimiento no viene de fuera, sino
de la experiencia interior. Ni teología, ni normas morales, ni ritos sirven de
nada si no nos llevan a la experiencia interior. Esta es la “elevación” a la que
Jesús nos invita y nos llama hoy y siempre. “ascendamos”, crezcamos,
despertemos, conectemos con nuestra más genuina identidad. Feliz día de Señor. Un abrazo.