“Un padre tenía dos hijos”… que “no sabían” quiénes eran, que desconocían a su padre y se buscaban la vida “fuera de la casa”. La parábola no es de “hijo pródigo” que es malo y tiene que convertirse de su malas acciones, o de un hijo resentido que vive en casa como un esclavo. La parábola es del Padre que ama sin condiciones.
¡Volvamos a casa! En fondo siempre estamos en ella, pero no lo
sabemos. Basta darse cuenta. Todo es nuestro, somos hijos. Pase lo que
pase, “Dios no se muda” , estamos en buenas manos ¡Cuándo
disfrutaremos de lo que somos y daremos gloria a Dios! La cuaresma es
volver a lo esencial. Esa es la casa del Padre y donde siempre hay
“fiesta” ¿No esta la religión de Jesús?
Feliz Domingo. Un abrazo.