HOJA PARROQUIAL 127

sábado, 9 de marzo de 2019

La Cuaresma es un camino para tomar consciencia de quiénes somos, de cómo actuamos, y dónde ponemos la vida. Es un camino que pasa por el interior (por el corazón) donde está la “mirada de Dios” y todo es permanente. Somos hijos suyos amados y eso nos basta.
Nuestro falso yo es el que está tentado continuamente. No goza con quién es, sino con acumular, manipular, tener, “ser más que”… tener la razón.. demostrar, justificarse… Es narcisista, incluso en lo religioso. Busca la vida en lo impermanente, en el mérito, en reconocimientos.  No conoce la gratuidad. Esta es la fuente de nuestro sufrimiento. El “diablo” siempre nos pone aprueba hurgando en el pasado o manipulando el futuro, pero en la PRESENCIA no tiene ningún poder, no tiene nada que hacer, porque en la presencia está Dios, está la VIDA y estamos nosotros, está la plenitud. Así se vive Jesús y ese es nuestro camino. ¡Despertemos! Feliz Domingo. Un abrazo.