AL ENCUENTRO DE DIOS

jueves, 15 de marzo de 2018

Un hombre entró a una peluquería para cortarse el cabello y recortarse la barba como era costumbre desde hacía muchos años. Fue entonces cuando entabló una amena conversación con la persona que le atendía. Hablaban de muchas cosas y de diversos temas, y uno de los temas que tocaron fue el de Dios.
El peluquero dijo: – Fíjese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice. 
– Pero, ¿por qué dice usted eso? – preguntó el cliente.
 – Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe, o díganme, acaso si Dios existiera, habrían tantos enfermos, habría niños abandonados, si Dios existiera no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad, yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas. 
El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión. El peluquero terminó su trabajo y el cliente cuando iba a salir del establecimiento, vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo, que al parecer hacia mucho tiempo que no se lo cortaba, viéndose con una pinta muy desarreglada y desaliñada. 
Fue en ese momento cuando le dijo al peluquero: – ¿Sabe una cosa? los peluqueros no existen 
– ¿Cómo que no existen?  – preguntó el peluquero – Si aquí estoy yo y soy peluquero. 
– No! Dijo el cliente, no existen porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle. 
– Ahh, los peluqueros si existen. Lo que pasa es que esas personas no vienen hacia mí. 
– Exacto! – Dijo el cliente –ese es el punto. Dios sí existe lo que pasa es que las personas no van hacia Él y no le buscan. Por eso hay tanto dolor y miseria.
Una historia curiosa que nos enseña a salir al encuentro de Dios y el prójimo.