Juan Pablo II sería el Papa que marcó a generaciones y generaciones de personas. Un hombre que abrió la Iglesia al mundo, visitando 129 países durante su pontificado. Un hombre del que debido a sus achaques y enfermedad se llegó a decir que renunciaria, algo que nunca hizo.
En 2005, durante una semana tuvo lugar la agonía de un hombre, que veía que su fin en esta vida estaba próximo. Desde la plaza de San Pedro, pasando por cualquier Iglesia del mundo se rezó por la salud del Papa. Todos y cada uno de los noticieros comenzaban con la información del estado de un hombre, cuyo fin se acercaba.
Esas fueron una de sus últimas palabras, viendo el cariño por parte de aquellos que tanto le querían. Finalmente llegaría el día. Ese sería el 2 de Abril de 2005. Al ser anunciado su fallecimiento, en medio del rezo del Rosario, el público presente en la Plaza de San Pedro prorrumpió en aplausos. Las luces de su habitación en el Vaticano se apagaron por un instante para comunicar de esta manera el momento de su fallecimiento. Luego fueron encendidas nuevamente y así permanecerían. Muchos dirían que se iba un hombre Santo ya en vida... y es verdad. Han pasado 11 años desde aquel 2 de Abril y la Iglesia y la historia del Siglo XX no podría explicarse sin este hombre, que finalmente sería canonizado, siendo su festividad el día que empezó oficialmente su pontificado: el 22 de Octubre. Años han pasado y nunca olvidare el día en que falleció Juan Pablo II."Soy feliz, séanlo también ustedes. No quiero lágrimas. Recemos juntos con satisfacción. En la Virgen confío todo felizmente"
